Vengo escribiendo que la buena valoración de cualquier proyecto a emprender, tanto en los negocios como en cualquier otro aspecto de la vida, se basa en la correcta relación entre valor aportado contra riesgo soportado. No logro imaginar cualquier otra forma de valoración práctica que inexorablemente deje de pivotar sobre esa idea. Podríamos decir que así como el valor aportable es la expresión de lo que deseamos conseguir, el riesgo lo es del temor o del miedo, dependiendo del grado de implicación emocional.
Enumerados ya los tipos de riesgos posibles, lo siguiente será cuantificarlos, para ello necesitaremos datos. La primera y más fiable fuente de información se extrae directamente de la propia empresa a través de “contar” los eventos que se van produciendo, es decir la contabilidad, como empresarios entender lo que vemos en números forma parte del sueldo, al margen de que deleguemos la entrada de asientos.
Directamente, para poder medir los riesgos en está época es necesario disponer de un buen programa de contabilidad con libros configurables y datos exportables que nos generen situaciones de panel de control en la relación riesgo y valor actual e hipotético por proyectos y en global. Lo ideal es que sea una aplicación integrada de contabilidad con la gestión, es decir que contabilizar ventas, compras y movimientos se haga de la forma más automática y sistemática posible.
Al ordenador va a ser esencial no mentirle, los funcionarios no son Hackers. Es decir, se puede mantener la privacidad de la información en la empresa al margen de que se pueda mantener un registro de contabilidad blanca, negra y rosa y fotos porno al gusto, no es ilegal, solo tiene valor legal lo que se presenta a la administración. Tener un reflejo fiel de cómo se producen los eventos va a ser esencial.
A partir de ahí, podemos proyectar situaciones mediante ratios, números resultados de fórmulas que funcionan como controles de volumen en una tabla de sonido.
Algunos de esos rátios nos van a dar una orientación por ejemplo sobre: la necesidad de fondos de maniobra, liquidez, recuperación, punto de equilibrio, Valor Actual Neto, crédito a clientes, apalancamiento financiero, Tasa Interna de Rentabilidad, composición del capital, plazo de recuperación... etc. Ya hablaré de ellos y los pondré en orden.
Enumerados ya los tipos de riesgos posibles, lo siguiente será cuantificarlos, para ello necesitaremos datos. La primera y más fiable fuente de información se extrae directamente de la propia empresa a través de “contar” los eventos que se van produciendo, es decir la contabilidad, como empresarios entender lo que vemos en números forma parte del sueldo, al margen de que deleguemos la entrada de asientos.
Directamente, para poder medir los riesgos en está época es necesario disponer de un buen programa de contabilidad con libros configurables y datos exportables que nos generen situaciones de panel de control en la relación riesgo y valor actual e hipotético por proyectos y en global. Lo ideal es que sea una aplicación integrada de contabilidad con la gestión, es decir que contabilizar ventas, compras y movimientos se haga de la forma más automática y sistemática posible.
Al ordenador va a ser esencial no mentirle, los funcionarios no son Hackers. Es decir, se puede mantener la privacidad de la información en la empresa al margen de que se pueda mantener un registro de contabilidad blanca, negra y rosa y fotos porno al gusto, no es ilegal, solo tiene valor legal lo que se presenta a la administración. Tener un reflejo fiel de cómo se producen los eventos va a ser esencial.
A partir de ahí, podemos proyectar situaciones mediante ratios, números resultados de fórmulas que funcionan como controles de volumen en una tabla de sonido.
Algunos de esos rátios nos van a dar una orientación por ejemplo sobre: la necesidad de fondos de maniobra, liquidez, recuperación, punto de equilibrio, Valor Actual Neto, crédito a clientes, apalancamiento financiero, Tasa Interna de Rentabilidad, composición del capital, plazo de recuperación... etc. Ya hablaré de ellos y los pondré en orden.
Por hoy ya está bien, un saludo.
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