Si comparamos dos televisores o dos secadores del pelo, de la misma gama, podríamos decir a bulto que son iguales. Los televisores proyectan imagen y sonido, los secadores homónimos hacen ondear de similar forma una melena al cálido viento.
Pero si nos fijamos bien y observamos, aunque aparentemente dos objetos sean iguales no son nunca lo mismo. Inexorablemente existen diferencias sutiles como: la empatía de diseño, prestaciones adicionales, marca, precio (en ambas direcciones), distribución hasta nuestras manos, aunque sea la mención de garantías que de por ley debemos estar cubiertos...etc.
En realidad cualquier sutilidad en esos matices determinan el éxito o fallo de un fabricante (Puesto que la palabra fracaso en realidad creo que no existe)
Esa difusa idea se puede aplicar a la diferencia que existe entre dos: televisores, secadores, productos genéricos, empresas en una misma actividad, empresas de dediquen a actividades diferentes... y seguramente (tratando de que no suene mal) a personas en general.
Dos personas vistas en la distancia pueden ser en un 98% parecidas. Pueden tener dos brazos, dos piernas, el tronco y un pelo ondulado gracias al secador. Pero tan solo ese 2% restante que conforman los detalles, determinan probablemente lo más importante de ella. Seguramente lo que deberíamos observar sin prejuzgar y obviando un poco todo lo demás.
Con un ejemplo práctico, si vamos a contratar empleados, buscar socios o colaboradores es muy útil considerar como debe ser exactamente ese 2% puesto que va a representar un importante apalancamiento del 98% restante.
Un saludo.
sábado, 29 de septiembre de 2007
Lo importante es pequeño
Publicado por Rafael Pazos a las 8:55 Etiquetas: filosofía, plan empresa, valoración
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