Como en cualquier otra disciplina de la vida, en la gestión, el ARTE aparece donde acaba la TÉCNICA.
Después, decubierto cualquier nuevo ARTE se puede convertir en nueva TÉCNICA.
Mientras los demás aprenden, aplican, incluso hacen propaganda de la TÉCNICA del nuevo ARTE, se puede producir una ventaja competitiva muy importante, tanto como determinante.
Un profesional que sea consciente de esto, que por su trabajo de empresario reciba particularmente pongamos... 6000 euros mensuales, puede planear y proponer inversiones en: investigación + desarrollo, I+D+I, en R2D2 o lo que sea para tratar de localizar y racionalizarlo competitivamente.
En la práctica del 93% de lso empresrios ese ARTE ha de nacer en la cabeza del “Empresario-Todo-En-Uno” (ETEU).
Pero honestamente creo que es relativo y muy cuestionable que esté en desventaja, pese a la falta de recursos para investigación los ETEU pueden producir ese ARTE puesto que estos están en observación más directa, ágil e implicada de sus productos, distribución, clientes...etc. y darle una salida artística aplicable en tiempo real. Al final las ideas simpre parten de la cabeza de una persona concreta.
El pasado domingo, Fernando Trías de Bes escribía en un suplemento del El País, bajo el título “Sólo un infeliz confía en su idea...” (no he encontrado el texto en Internet). Un artículo con el que estoy de acuerdo solo en parte, pero incluía una metáfora yo creo ilustrativa.
“Si le damos a dos escultores el mismo bloque de piedra (recursos) y les pedimos que hagan un busto (la idea), el resultado nunca será el mismo porque la mirada, la forma de entender la realidad, surge
del artista”
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