martes, 14 de agosto de 2007

El problema no es el tiempo, es lo que hagamos en él.

Cualquier actividad que produzca beneficio, en menor o menor medida requiere siempre tiempo.


Es solo una circunstancia que el tiempo se emplee usando una hormigonera como empleado en la construcción, hablando con un cliente o con el propio jefe de ventas, estudiando la realización de una inversión o haciendo deporte.

Lo importante es la eficacia del negocio que hacemos en el tiempo que empleemos en cada asunto.

Es decir, en un mismo periodo de tiempo algunos ganan millones (el 20%) mientras juegan al golf (el 20% del 20) y otras ganan poco (el 80%) mileuristas con mucho esfuerzo (el 80% del 80)

¿Los primeros como lo hacen? 11 de 10 diez veces lo consiguen eficazmente “comprando tiempo”. El tiempo de los demás se puede comprar perfectamente, de hecho lo hacemos todos, todos los días.

Por ejemplo cuando compramos un lápiz. En el precio del lápiz está: el tiempo de la persona que nos lo vende, así como el de su jefe y el de su familia que “nos lo presta” para vendernos un lápiz, asimismo compramos proporcionalmente el tiempo del personal del mayorista, del importador y del fabricante de lápices que está en Polonia, el de los mineros de carbón, el aserradero de madera y la pintura de la que va recubierta, que por cierto viene de china.


¡¡ Por menos de un Euro!!





¿Por menos de un euro no escribiríamos con el dedo antes que realizar todo el proceso ? ¿No es una maravilla, casi un milagro de eficacia, que por menos de un euro podamos adquirir un lápiz?

Comprar tiempo es la mejor inversión que se puede hacer, lo que cuesta "solo dinero" cuesta poco, puesto que el tiempo tiene bastante más valor que cualquier otro bien.

El problema puede surgir cuando compramos algo, hemos de poder pagarlo

Por ejemplo, si tomamos un camarero nuevo para nuestra cafeteria, deberiamos tener ya un fondo especial para ello y trabajo suficiente como para poder pagar "un sueldo más" mes a mes. El incremento de la cantidad de trabajo y negocio que podemos realizar con un camarero nuevo, ha de estar numéricamente acorde con la cantidad de trabajo que efectivamente realiza nuestra cafetería, a los beneficios que ello produce.

En ese mismo ejemplo, si en esa cafetería solo tenemos una cafetera a lo mejor podría producirse un embudo de camareros alrededor de ella esperando a que salgan sin producir beneficios, ¿no deberíamos tener antes dos cafeteras antes de incrementar nuestros gastos fijos? Si ya tenemos dos cafeteras ¿Que podemos hacer para que haya más gente que quiera café? Eso en números y no por el impulso de vernos simplemente un día agobiados de trabajo.

Un saludo

Rafael Pazos
14/08/07

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