miércoles, 12 de diciembre de 2007

Volar por debajo del radar

Enlazando con la conveniencia de no declarar completamente todo el contenido del íntimo plan empresa a todos. Saber evaluar a quien sí y a quien no, creo que es una de las más difíciles virtudes de encontrar en el empresario y en su equipo, que es su gesto.

Lo que se llama “volar por debajo del radar” es ser capaz de actuar discretamente en un entorno de abundancia de empresas y de información, que venden o podrían vender lo mismo. Es de lo más difícil que se puede hacer en el mundo de la gestión empresarial actual.

Es decir, lograr no llamar la atención de la competencia y los que son como yo, "sabelotodo", que siempre nos observan con doce ojos buscando la creatividad eficaz de nuestros nuevos métodos y en cambio sí, llamar la atención del cliente, a gritos si ghace falta puesto que este no espera sentado en absoluto por nosotros, es duro y complicado.

Sobre el tema de los secretos, hay quien piensa que la empresa debe ser algo parecido a una secta, votos de silencio y le cortamos la lengua al listo, una opción. Defensiva, por tanto en mi opinión más vulnerable. Pero practicada con éxito en algunas empresas, incluso grandes.

En cambio creo que es mejor que los planes y la formulación de la operativa, estén jerarquizados por niveles de implicación de intereses monetarios y directivos por ese orden.

De otra forma, como general de mi empresa, ¿Querría yo que un soldado de mi bando supiera todos los planes si cayera en manos del enemigo? Precisamente esta es una pregunta que siempre se ha hecho en relación al margen de descuento que pueden aplicar nuestros comerciales y vendedores.

Para guardar los secretos, hay que preguntarse que gana el receptor. A lo mejor lo más eficaz es hacerlo actuando como un buen equipo de baloncesto. Los socios deciden si lo son o no y opinan sobre el presidente. El presidente debe saber donde va el club y entusiasmar a los socios. El entrenador decide las bases fundamentales y técnicas del juego del equipo. Los jugadores no suelen explicar a los contrarios las jugadas previstas, básicamente porque quieren lucirse ellos mismos y en la práctica "se la tiran" si pueden obviando táctica alguna y así ganar el partido. Si se equivocan los sentamos, a los jugadores, al entrenador y al presidente por este orden.

Paradójicamente la buena gestión de los secretos. La de ideas, planes y métodos tal vez se esté convirtiendo en la ventaja competitiva más importante, en cualquier caso, un bien cada vez más preciado con tanto minero extrayendo de atolones de información betas y filones de conocimiento.

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