¿Para qué hacer un plan de empresa o de negocio? ¿Para los bancos? ¿Para los socios? ¿Quiero realmente conocer todos los riesgos? La pregunta debería ser ¿vale la pena hacer plan? Hay quien no cree en ellos, incluso empresarios experimentados y reputados.
¿Por qué no iban a salir bien los planes? Yo creo que los planes suelen salir bien, especialmente si no le damos tiempo para que salgan mal.
Con un ejemplo, en este momento planeo ir a por un café, es un plan, podría levantarme e ir ahora mismo. Pero no, he pensado que ahora no porque estoy escribiendo esta nueva entrada. Para luego... pero y si no me olvido. Entonces lo apunto para no olvidarme, puesto que el café me gusta mucho y sobre todo lo necesito con urgencia, pero... ¿Me olvidaré de dónde lo he apuntado si alguien me distrae? Efectivamente, me acaban de pedir otra cosa... El café es ahora opcional y parece ser que no podré tomarlo hoy. Pero ¡lo intentaré mañana! Creo.
Los planes de viabilidad de empresas y negocios, aceptados como estándares, suelen consistir básicamente:
=> Resumen sintético de la idea
=> ¿“Quién” lo hace y con quién se emprende?
=> Un poco o mucho de Marketing (¿Dónde?¿Cómo?¿Cuál? y ¿A cuánto?)
=> Números basados sobre expectativas (a cinco años, ufff)
=> ¿Cómo piensas pagarlo?
=> Genial si tiene un plan de contingencia para minimizar el riesgo, por si las cosas salen mal
=> Aderezado con una agenda de desarrollo especialmente para tratar de cerrar la venta del plan.
En mi opinión, en ese tipo de planes no hay amor en ellos, les falta emoción, y por esa razón son como espermatozoides, muchos mueren en el intento.
Con plan o sin plan, la financiación acaba siendo la preocupación más importante. Cualquier emprendedor que se precie acaba corriendo sin aliento detrás de un crédito, que se obtiene si se cuenta con aval.
¿Por qué no iban a salir bien los planes? Yo creo que los planes suelen salir bien, especialmente si no le damos tiempo para que salgan mal.
Con un ejemplo, en este momento planeo ir a por un café, es un plan, podría levantarme e ir ahora mismo. Pero no, he pensado que ahora no porque estoy escribiendo esta nueva entrada. Para luego... pero y si no me olvido. Entonces lo apunto para no olvidarme, puesto que el café me gusta mucho y sobre todo lo necesito con urgencia, pero... ¿Me olvidaré de dónde lo he apuntado si alguien me distrae? Efectivamente, me acaban de pedir otra cosa... El café es ahora opcional y parece ser que no podré tomarlo hoy. Pero ¡lo intentaré mañana! Creo.
Los planes de viabilidad de empresas y negocios, aceptados como estándares, suelen consistir básicamente:
=> Resumen sintético de la idea
=> ¿“Quién” lo hace y con quién se emprende?
=> Un poco o mucho de Marketing (¿Dónde?¿Cómo?¿Cuál? y ¿A cuánto?)
=> Números basados sobre expectativas (a cinco años, ufff)
=> ¿Cómo piensas pagarlo?
=> Genial si tiene un plan de contingencia para minimizar el riesgo, por si las cosas salen mal
=> Aderezado con una agenda de desarrollo especialmente para tratar de cerrar la venta del plan.
En mi opinión, en ese tipo de planes no hay amor en ellos, les falta emoción, y por esa razón son como espermatozoides, muchos mueren en el intento.
Con plan o sin plan, la financiación acaba siendo la preocupación más importante. Cualquier emprendedor que se precie acaba corriendo sin aliento detrás de un crédito, que se obtiene si se cuenta con aval.
Toca patear y patalear. En muchos casos tratando de convencer a una persona que sabe menos que uno sobre el negocio a emprender, que seguramente ni siquiera valora eso.
Lo de las oficinas únicas y subvenciones eminentemente son propaganda, como dije en otra entrada.
Un plan de empresa o de negocio debería ser ante todo íntimo, escrito sobretodo para encontrar nuestras propias contradicciones (las tenemos todos) y, tras eso, entregarle a cada agente implicado (banquero, Hacienda, casero...etc.) exclusivamente la parte de esa idea que necesite, la parte financiera a los financieros; a la administración sus formularios; al arrendador propuestas directas o laterales al contrato...etc.
Trato de no extenderme pero reconozco que me resulta difícil. Es este otro de los temas que me gustaría proseguir, ya lo haré.
Un plan de empresa o de negocio debería ser ante todo íntimo, escrito sobretodo para encontrar nuestras propias contradicciones (las tenemos todos) y, tras eso, entregarle a cada agente implicado (banquero, Hacienda, casero...etc.) exclusivamente la parte de esa idea que necesite, la parte financiera a los financieros; a la administración sus formularios; al arrendador propuestas directas o laterales al contrato...etc.
Trato de no extenderme pero reconozco que me resulta difícil. Es este otro de los temas que me gustaría proseguir, ya lo haré.
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