lunes, 14 de enero de 2008

A,B,C y... 1,2,3 y 1,2,3

Una de las cosas más democráticas que existen es el tiempo, 24 horas normalmente para todos por igual, aunque no lo parezca.

Lo cual no significa que individualmente cada hora de nuestro tiempo sea lo mismo. Algunas pueden pasar rápido, otras son interminables. A lo mejor se podrían clasificar las horas como: A,B y C, según su intensidad y 1-2-3 según disponibilidad.

Es decir, no es lo mismo aplicarse laboralmente a las 10 de la mañana que las 5 de la tarde o por la noche. Muchos estresados lo son porque no han aprendido a bailar con su tiempo. Se trata de coordinar pasos, disponibilidad con intensidad.

Puede que a veces nos obstinemos en realizar trabajos de mucha concentración, como por ejemplo hacer una suma larga, escribir un texto o escuchar al jefe. Precisamente en horas A, justo en la que están sonando todos los teléfonos o después de comer que somos menos personas humanas.

El correcto uso del tiempo es al final donde estriba la verdadera diferencia. Lo que distingue la riqueza de la falta de riqueza. Formarse en aprender a danzar con el tiempo es el principal activo de la eficacia, eficiencia y excelencia.

Y para finalizar esta entrada nadie ha dicho que el tiempo, por ejemplo el de formación de otras personas, no se pueda perfectamente comprar.

Un saludo

No hay comentarios: